Meme de la mayor vergüenza

Nominado por Findûriel, a la que podeis encontrar a la derecha esperando la primavera.

Se trata de recordar una situación hilarante de estas que te hicieron pensar 'tierra trágame' cuando te sucedió, pero que hoy en día cuentas como una anécdota más. Sobre todo porque estas situaciones suelen ser culpa de los demás, y no tuyas, que tú bien que estás seguro de lo que haces, pero no, el mundo te tiene que llevar la contraria.

He de reconocer que soy dado a las meteduras de pata, pero de todas las que he hecho en mi vida una se lleva la palma. Puede que sea porque mi mala memoria tiende a olvidar las más lejanas en el tiempo o porque sucedieron en una edad donde estas eran más habituales y por tanto una te hacia olvidar a la anterior.

La que contaré me ocurrió hace unos ocho años. En esa época yo estaba viviendo en Bélgica, por cuestiones de trabajo me pasé dos años en el país de la cerveza y el chocolate. Durante esos dos años recibía puntualmente los dos semanarios locales que se publican en mi localidad y estaba al corriente de lo que sucedía en mi pueblo, o eso creía. Lo bonito de esa época era que cuando volvía a casa, como el almendro, aprovechaba para salir y ver a los amigos y conocidos y poder pasar un rato con la gente. Una de estas veces me encontré de casualidad con tres amigas que hacía mucho tiempo que no veía. Eran amigas con las que había habido bastante confianza en el pasado, del mismo grupo de amigos que al encontrar novio habían tirado por su propio lado, pero que aún manteníamos una buena relación que nos permitía pues charlar un rato y contarnos cuatro cosas de la vida. Después de los besos y saludos iniciales me dirigí a la primera de ellas y le dije:

- Perdona que aún no te haya dado la enhorabuena. Sabes que estoy viviendo en Bélgica, pero aún así leí en el semanario que te habías casado.
- Si, contesto, y ya me he separado.
- Ah!, perdona eso no lo sabía. Dije esgrimiendo una media sonrisa con cara de circunstancias.

Intentando salir al paso, me giré hacia la segunda e intenté cambiar de conversación.

- Y tu, XXX, que es de tu vida. Que tal esta YYYY (su marido, no quiero dar nombres que nunca se sabe)
- Pues no lo sé, porque también me acabo de separar.

Aquí ya no supe que contestar. Lentamente me giré mi cabeza hacia la tercera en discordia y ante el silencio reinante solo me quedó decir.

- Y a ti, que quieres que te diga? La metida de pata es suficientemente grande o también te he de preguntar por tu novio?
- Si, Guillem, también he roto con el novio –me contesto ella-.
- “Bueno queréis que me suicide ahora mismo o puedo irme de forma digna a otro sitio?”, fue lo único que atiné a contestar antes de irme lo más discretamente posible.

Según parece esas tres rupturas habían sido sonadas en el pueblo pocos días antes de mi llegada con asuntos poco claros por en medio. Además no me había dado cuenta de que Juanjo, el amigo con el que estaba, me había intentado avisar para que me callara desde el principio.

Días después me volví a encontrar con ellas y me comentaron que les alegré la noche ya que se rieron durante mucho rato de la anécdota. A mi, en ese momento, no me hizo ninguna ya que se puede meter la pata, pero de esa forma…