miércoles, enero 09, 2008

Ataque de hormigas



Pues eso, estos días he tenido un ataque de hormigas en mi piso. La primera reacción, antes de encender la alarma de invasión, fue buscar su objetivo. Es de todos sabido que estas terroristas atacan cualquier reducto de comida que haya quedado desguarnecido y sea una presa fácil de sus expertos porteadores. Así que después de seguir su inequívoco rastro, una hilera bi-direccional de estos pequeños seres, llegué a su objetivo principal. La causa de su ataque.

Este era un paquete de azúcar que había quedado abierto en un armario. Me extraño mucho ya que no utilizo el azúcar. Además no tenía recuerdo de haberlo comprado. Después de mucho pensar me acordé que en la última cena que hice con mis amigos trajeron café y azúcar. Todos mis amigos saben que nunca tomo café, así que si quieren tomar café deben traer el café y el azúcar ellos. He de decir que tengo cafetera porque ellos me la regalaron, que si no fuera así no pensaba gastarme las pelas en una cafetera que no pienso utilizar. Una vez localizado el origen de mis indeseables inquilinos, me deshice de él. Todo un paquete de azúcar lleno de hormigas directo a la basura.

Después tocaba la fase de represión. No podía dejar esta ofensa sin un castigo ejemplar. Así que un bote de bloom fue el instrumento perfecto de mi venganza. El resultado fue un reguero de cadáveres negros que mi aspirador se encargo de recoger de forma totalmente respetuosa.

Ha pasado ya un día de la masacre, no se las cosas volverán a ser lo mismo, pero he vencido en esta batalla, no se si la guerra.




Menos mal que hay alguien que me entiende. El gran Daniel Higiénico, aquí os dejo la canción


Hormigas

Un ejercito de hormigas
Se ha instalado en mi cocina
Sé que son inofensivas
Pero se cuelan en la harina

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Yo intento ser amable
Y las invito a marcharse
Pero vuelven al ataque
Y las encuentro en todas partes

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Yo flipo con sus antenas
Ellas con mi barra de pan

Se reúnen en la alfombra
A mi gato no le importa
Y con un pelo de su cola
Juegan a saltar la comba

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Acampan en la basura
Se meten por las ranuras
Aparecen en la verdura
Siempre tan inoportunas

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Yo flipo con su fuerza
Ellas con mi barra de pan

Me suben por las piernas
En el fondo son muy tiernas
Se han metido en las galletas
Van a montar una fiesta

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Yo no quería hacerlo
Pero se han puesto de acuerdo
Han entrado en mi cuarto
Y eso si que no lo aguanto

Míralas, míralas, que tranquilas que están

Yo flipo con su empeño
Ellas con mi barra de pan

El dios de las hormigas
Espero me perdonará
Solo defiendo mi casa
Como cualquier animal

3 comentarios:

Findûriel dijo...

Pooobres hormiguitas... ellas sólo quieren azúcar para su colonia, para plantar sus honguitos y tener comida en invierno para su numerosa prole. ¿Es que de pequeño no te contaban la fábula de la cigarra y la hormiga? ¿no has visto Antz (en versión doblada, no aguanto a Woody Allen)? ¿No has visto 'Bichos'?
Te aprovechas de que están demasiado ocupadas para hacer minipancartitas contra el genocidio...

Silmaril dijo...

Saludos al victorioso hormiguicida. Yo te apoyo totalmente, son terriblemente molestas ... ¡y muerden! La Findûs no se acuerda ya de las "masacres" que organizábamos contra las hormigas campestres devoradoras de tortillas y de paellas ...

Findûriel dijo...

Por mi parte, he de decir que esta última afirmación de mi prima es completamente incierta, es una mentira como una casa, amos. No he matado yo una hormiga de forma voluntaria jamás. Deberías verme bailar por las aceras en primavera...
He matado moscas y mosquitos, he matado dos arañas en mi vida. Pero hormigas, NUNCA
Findûriel, hormigófila.