Hace unas semanas leí un post en el blog de Baya Gold (Tras la mascara) con este mismo título. Ciertamente me impresionó lo que contó, ya que aunque no tengo hijos tengo sobrinos y un ahijado (ya se sabe que a quien Dios no le da hijos el Diablo le manda sobrinos). Además, desgraciadamente mi sobrino y mi ahijado han sufrido casos de abusos por parte de sus compañeros de colegio. Mi sobrino es hiperactivo y sus compañeros no paraban de meterse con él en el colegio. Es triste que un chico de nueve años te diga que lo que menos le gusta del colegio es el recreo. Mi ahijado es mayor, aunque en estas navidades tuvo que cambiar de centro. Nadie sabia nada de ello, pero la cosa se destapo cuando una compañera de clase confesó a su madre que el brazo que se había roto mi sobrino era porque lo habían tirado por las escaleras. A raiz de ello se supo que sus compañeros le pagaban de forma sistemática. También me enteré por la prensa que un grupo de chicos que querian apalizar a un compañero de clase, al ir a buscarlo su padre al colegio también lo apalizaron a él. Todo ello me hace pensar que a cualquier inútil le dejan tener descendencia, y rondan en mi cabeza ideas fascistas de esterilización políticamente incorrectas.
Relacionado con este tema me llego un correo de un amigo. El título “Decálogo para criar a un delincuente”, extraído del libro “Reflexiones de un juez de menores” escrito por Emilio Calatayud, juez de menores de Granada. Dice así:
1. Comience desde la infancia dando a su hijo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe de su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
“Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”
Permitidme que esta vez no sea Clavin el protagonista de la viñeta.
miércoles, marzo 19, 2008
Educando a un niño
Publicado por Guillem en 10:03 a. m.
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7 comentarios:
La verdad es que hay mucha gente que tiene hijos como si nada, y has veces que miro a un niño y luego las actitudes de sus progenitores y me digo: claro, de tal palo tal astilla.
De todas formas por mi trabajo he comprobado que de un tiempo para acá están mucho más maleducados y gamberros que antes. Además parece que a los adultos (sus señores padres incluidos) les da miedo reñirles y no importa que estén destrozando propiedades públicas o faltándole al respeto incluso a gente de la tercera edad. Sin embargo tampoco voy a generalizar que yo también tengo sobrinitos como tu y son súper majos, pero si que es cierto que también han tenido problemillas en el colegio.
Besos.
Discrepo con el juez en el punto 6. El gran problema de este tipo de criajos es que no leen absolutamente nada, y entonces es estéril echarle la culpa a lo que leen.
En cambio, sí a los héroes que se echan a la espalda, extraídos de la tele o de las películas mal entendidas. Cambiaría ese punto para referirlo a la televisión, de la que el señor Clavijo parece haberse olvidado ¿Es más fácil meterse con los escritores, que son prácticamente invisibles, que con los programadores de televisión?
Aunque el punto 2 me parece un poco filofascista, al menos no ha puesto 'religión' y quiero entenderlo como una educación en valores de tolerancia y respeto. Pero podría estar mejor redactado para no parecer tan ambiguo.
Findûriel, que pasa guiando adolescentes quizá más tiempo del que les dedican sus padres al día.
Almarë, Guillem!!
Cuanta razón tienes, a veces dios da pan a quien no tiene dientes.... Vivimos en una sociedad donde, por desgracia, se fomenta el "tu eres nilo, tu tienes derechos" pero no se les recuerda que estos derechos traen obligaciones aparejadas. Suerte que todavia quedan niños y gente joven estupenda por lo que todavia hay esperanza :)
Un abrazo
Fredja
El punto 4 es el pan de cada día y del 70% de los padres de hoy, y se llama pasotismo, ocurre como cuando tienes una mascota, ke bonito cuando es pekeño, se lo consientes todo y no los educas, y cuando te muerden o arañan pasas de ellos (en el mejor de los casos.
Recuerdo cuando me lo contaste lo de tu sobrino saliendo de la reunión, y pensé en los gamberros de mi época, y la verdad, como han cambiado las cosas, y las personas, a uno de los gamberros de mi época estoy segura ke no se le pasaría por la cabeza ni la mitad de cosas ke hacen los de ahora.
Wueno lo dixo, si estas son las generaciones ke nos preceden vamos apañaos.
DEW
Me gustaría decir que me sorprende lo que comentas pero, lamentablemente, no es así. Como Narya, estoy de acuerdo en que los chavales cada vez están más gamberros y maleducados. Están "asalvajados", por decirlo de alguna forma. No respetan las normas, ni la autoridad, ni los límites, ni nada. También es cierto que no es generalizable, porque hay, por suerte, muchísimos más que no son así (gracias a Eru). Desde el punto de vista educativo, lo que sucede (entre otras cosas) es que hay una carencia total de límites, que se imponen en la infancia, por parte de los padres, y al no existir se creen que todo el campo es orégano. Se convierten así en "pequeños dictadores" que luego se convierten en adolescentes con problemas de comportamiento. Aparecen ahí los casos de bulling y acoso escolar, tanto a compañeros - alumnos como a profesores, los maltratos a los padres, e incluso la delincuencia.
La verdad es que el decálogo éste que has puesto aquí yo lo conocía de haberlo comentado en clase y sí es una "guía" bastante "fiable" de cómo "criar torcido a un hijo", ya que reúne características que se dan en la mayoría de los casos de chavales con este tipo de comportamiento.
El tema es muchísimo más complicado, por supuesto, pero lo que está claro es que hay que hacer algo, algo tiene que cambiar ... Y más vale que sea pronto, por el bien de todos.
Coincido con el decálogo que has puesto. Por desgracia los niños de hoy en día, en su inmensa mayoría, están malcriados, los padres no tienen tiempo para estar con ellos y cuando lo están no les suelen poner límites y si a eso sumamos lo que aprenden por los medios de comunicación que suelen predicar que vales si puteas a los demás, pues tenemos una combinación que no veas. Las nuevas generaciones en su mayoría dan miedo.
También quiero añadir que donde trabajo, en un departamento de Menores donde nos ocupamos de dar tratamiento psicológico a niños, y en ocasiones a padres, víctimas de abusos, malos tratos y desamparo, hay niños que se comportan de la manera que comentas porque han sufrido algún tipo de trauma que los ha marcado y es su forma de sacar la mierda que llevan dentro. Evidentemente no se puede generalizar, pero en algunos casos concretos puede ser debido a ésto.
Tomemos nota para cuando seamos padres, ésta generación está prácticamente perdida, pero esperemos que la siguiente tenga los pies en el suelo y actúe con cabeza y en parte dependerá de nosotros.
Cierto chicos, los niños son como una esponja que absorven lo que ven o se les enseña. Darles la culpa a ellos no siempre es justo. Si lo es darsela a los padres en primer lugar.
También quiero recordar que, afortunadamente no todos los jovenes son así, sino todo lo contrario. No perdamos la esperanza (yo el primero)
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