He de reconocer que una de las cosas que me "corta" más a la hora de crear alguna entrada en el blog son los distintos articulos que te encuentras por la red, en los periódicos o qualquier otro lugar. Lo hacen porque a veces encuentro alguna perla que te hacen desear haberlas escrito. Una de ellas es esta que copiaré aquí i que ha aparecido hoy en el diario ADN que se titula Eran Canciones de Espiro Freire
Un articulo que a lo mejor me pilla un poco melancólico, que me recuerda que hace mucho tiempo que no encuentro un grupo nuevo que me guste de verdad y otras muchas cosas.
Como sé que a veces los links dejan de funcionar (las notícias son antiguas y no hay espacio en disco), aquí lo reproduzco para vuestro disfrute. Lo peor que puede pasar es que me demande, pero no creo que se enfade por ello.
Eran Canciones (columna de opinión de Espiro Freire aparecido en el Diario ADN el 23/03/2007)
Recuerdo, como en una vida anterior, las horas que pasaba en mi cuarto, escuchando hasta la desesperación canciones de The Cure y de David Bowie, de Leonard Cohen y de Héroes del Silencio, con la voz excesiva e inconfundible de Enrique Bunbury. Fuera estallaba marzo en flores silenciosas o en heladas tardías, pero yo continuaba memorizando cada letra, y cada inflexión de voz. Que gran cantante de karaoke hubiera sido, si no me hubiera jurado no volver a cantar nunca más. Hubo exámenes de inglés que conservan frases modificadas, momificadas, de mis grupos favoritos, que pasaron desapercibidas para profesores poco melómanos.
Han pasado quince años, y los casetes dejaron paso a los cds y los mp3. Regresa marzo y me encuentra casi sin canciones. Los viejos amantes (Cohen, y The Cure, Bowie y la lenta voz inabarcable de Bunbury) se han convertido en cómplices serenos de tardes en las que ya no puedo encerrarme en mi cuarto, ni en mi vida, ni en mi desconocimiento adolescente. Encuentro sólo de tarde en tarde una canción que significa algo. A veces sospecho que me he quedado sorda, o quizás insensible, o quizás la edad me haya robado el tiempo y el entusiasmo que necesitaba para condensar mi atención y mi fuerza en una canción. Ahora escucho canciones cuando escribo o viajo, y casi nada me consuela. Quizás las penas se hayan clavado más, como espinas. Escucho con escepticismo las voces nuevas que aparecen, concursos, promesas y aire. Echo tanto de menos aquellas primaveras hostiles...
viernes, marzo 23, 2007
Eran Canciones
Publicado por Guillem en 2:16 p. m.
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